Tech Data premia a sus canales destacados
Escapar a la orda zombie con inteligencia, para después sobrevivir a la casona del terror; las actividades del programa de recompensas.
Ciudad de México. El programa de recompensas de Tech Data, dado a conocer por el mayorista como Con-sentido Azul, cumplió su primera ronda de actividades de integración correspondiente al esfuerzo realizado por su canal en este Q4 de 2106.
Dos actividades por cumplimiento de objetivos fueron realizados el pasado miércoles 26 y jueves 27, respectivamente, llevaron al canal a la posibilidad de asistir a una dinámica de supervivencia (tipo gotcha) donde los canales de valor destacados podrían vestir el armamento militar y disparar en contra de zombies. Al día siguiente, los canales de run rate participaron en la fiesta de Halloween con una casa temática, un performance de “Thriller” y la premiación al mejor disfraz.
La fiesta de Halloween
Los cautelosos pasos del piso superior se escuchaban errantes en el sótano de la casa. El crujir de la madera cada vez que deambulaban las personas del nivel superior – o eso suponíamos – era violentamente interrumpido por gritos de desesperación. La tensión comenzaba a sentirse entre los canales que sólo podían imaginar lo que les esperaba.
Tras unos instantes llegó el momento de subir hacia el piso enigmático. Los escalones de concreto no daban mayor pista más que la entrada se encontraba oculta a la vista. Tras recorrer una veintena de piedras frías, apreciamos entre la oscuridad de la noche un balcón un par de gárgolas daban fin a la escalera; en contraesquina, la puerta francesa blanca se alzaba en el centro del muro aparentando ser más grande de lo que en realidad era. Súbitamente, las figuras petrificadas lentamente se movían tras nuestras espaldas para tomar la foto del recuerdo -un memorial pictográfico de los que todavía estaban vivos, quizás.
Deben tocar tres veces la puerta si desean aventurarse, dijo una voz a la distancia. Entonces un rostro demacrado se asomó para sólo desaparecer entre la nada, no sin antes dejar la puerta abierta. Titubeantes, entramos a la habitación olvidada por el tiempo. La guía nos contó la desgracia de la familia que solía morar mucho tiempo atrás. Fotografías monocromáticas espectrales franqueaban las paredes, desdibujando sus rostros; como si un vórtice se llevara aquello que les quedara de humanidad.
Nos llevó al cuarto de las niñas, muertas durante un exorcismo. La figura amarrada a la cama todavía se retorcía en asíncronos movimientos. Sin embargo, las ataduras no fueron suficientes para contenerla en su endeble prisión cuando a nuestras espaldas la segunda niña sembró gritos descomunales en nuestras espina dorsal, empujándonos instintivamente a dejar la habitación.
“Los hermanos se volvieron psicópatas”, nos advirtió la guía; comían carne humana por placer. El menor de ellos nos ignoraba pues toda su atención estaba vertida en una meticulosa labor sobre la mesa de tablajero. Bañado en sudor y sangre afilaba sus pesados cuchillos. En ese momento la puerta del fondo era asotada por un forcejego, dos figuras salían de la penumbra: se trataba de una torturada dama, siendo arrastrada por el hermano mayor hacia la mesa cuyos restos dejaban ver fue testigo de incontables descuartizamientos. “Ayúdame” fue la ahogada súplica que tuvimos que dejar atrás. Del clamor enardecido, prosiguió un gélido silencio.
Desgraciada por el horror “de sus niños”, la madre decidió cortarse el cuello en el baño. Entramos en una estrecha habitación que nos obligaba a estar de pie a centímetros de aquella figura encogida sollozante. Arrinconada en el vértice opuesto a nosotros de la tina, sus ojos se abrieron paso entre la enmarañada cabeza para postrar toda su atención en el grupo. La figura se incorporó de un golpe y comenzó a preguntarnos si habíamos visto acaso a su niña. Quédate conmigo para siempre, gritaba desesperada a la distancia.
Vivimos un roce con los entes del más allá. Aquello que poblaba las gruesas paredes de piedra fría no era otra cosa que humo ennegrecido; algo consumió sus almas por dentro y regurgitaron grotescas figuras atormentadas. Enmohecidas por el tiempo, todavía moran en los distintos cuartos del piso supeior. Aquel balcón no es más que la antesala de una prisión donde deglutan sus culpas en un ciclo infinito de auto-tortura; un descanso arquitectónico de las escaleras que conecta este mundo con una pesadilla. Una vez fuera de la casa de los horrores, un alegre trío de brujas nos recibieron con una bebida para regresar las entrañas a sus sitios originales. Pero cuidado, algunas de ellas tenían la peculiaridad de volver sapos a los presentes, advirtieron.
El festejo de Tech Data prosiguió con la premiación a 100 canales ubicados a nivel nacional; independientemente que estuvieran presentes, el mayorista haría entrega de cada uno de los premios pues la intención – además de sacarlos de la rutina con los sustos de la casona – fue cumplir con su programa de recompensas a razón del esfuerzo realizado. La fiesta continuó con un performance a cargo de Joe Jackson sobre la canción Triller, interpretada originalmente por Michael Jackson; un concurso de disfraces, coctelería variada a granel y bocadillos. La firma entregó durante el resto de la noche bicicletas, bocinas de alta fidelidad, monederos electrónicos y consolas de videojuegos, entre otros premios.
TOM Capítulo II
Bajo la premisa de contener el contagio de una extraña infección, el mayorista brindó a sus canales una experiencia interactiva a través de un Live Game, donde cada usuario se encontraba siendo téstigo, víctima y participante de un apocalipsis zombie. Esta propuesta, dividida en tres dinámicas, impulsaba el trabajo en equipo y la formación de vínculos significativos en pos de la sobrevivencia.
Un primer bloque se integraba en una serie de actividades de convivencia, cuyo principal objetivo era identificar a los miembros del grupo y conocer sus actitudes, gestos, ideas y forma de ser. Esto se veía claramente reflejado en el juego de “Descubre al infectado”, donde el grupo evaluaba el comportamiento “sospechoso” de sus compañeros para señalar a quien consideraba como portador del mortal virus.
Posteriormente, la segunda etapa consistía en un cuarto de escape, el cual simulaba ser la oficina del Dr. Venn, uno de los científicos que habían mostrado ciertos avances en la mitigación de la infección. A través de una serie de pistas y acertijos, los participantes necesitaban emplear toda su astucia para encontrar la salida y llevar consigo la vacuna que podría detener la propagación de la enfermedad.
Finalmente, la experiencia culminaba con una experiencia de shooting. Posicionados como un escuadrón de fuerzas especiales, ataviados en indumentaria militar y portando armas de balines, el grupo se adentraba a las instalaciones de un hospital que había sido consumido por la infección, donde la principal misión era purgar el inmueble para eliminar el foco de infección. Perseguidos por los zombies y con la constante tarea de reunir todos los indicios necesarios para salir a salvo, los canales podían disfrutar de un boom de adrenalina altamente memorable.